2022/09/27

EHUNMILAK 2022: Jordi Mestre

Jordi Mestre 2022. edizioko Ehunmilakeko dorsalarekin.

EHUNMILAK 2022 - Jordi Mestre mendizalearen kronika -

"El saben aquél que diu, que se juntaron un sevillano un catalán y un vasco ..." . Aunque suene a chiste, esto fue lo que ocurrió en Beasain este año.

Hay que remontarse en el tiempo 13 años atrás, a octubre del 2009, en la Serra del Montsant (Tarragona), donde se celebraba una ultra de montaña en la que si terminabas puntuabas para poder participar en otra carrera, en la Ultra Trail del Montblanc (Francia). 

Yo participaba en esta prueba básicamente por cercanía, pero al sevillano José María le hacían falta estos puntos y ya no le quedaban más oportunidades para conseguirlos. Por este motivo se desplazó en coche particular de Sevilla a Tarragona con la ayuda de un amigo, que le hacía de chofer mientras él "descansaba" en el asiento del copiloto. 

Cuando José María tomó la salida todo iba normal, pero cuando habían transcurrido tres cuartas partes del recorrido, las fuerzas le abandonaron. En ese momento coincidimos y me explicó cuál era su situación. Sin dudarlo, me puse a ayudarle en todo lo que pude, animándole, marcándole el paso, esperándolo, incluso engañándole respecto a las distancia y desniveles que quedaban para terminar. La pudimos finalizar y José María estaba muy agradecido conmigo por la ayuda que le había prestado y se forjo una bonita amistad. 

Transcurrieron los años y a causa de la distancia la relación se fue enfriando, pero ahora, con el rollo de la pandemia y el confinamiento, hubo una llamada por Navidad, donde el sevillano me explicó que quería participar en la Ehunmilak del 2022. Una prueba de montaña de más de 168 kms y 11.100 m de desnivel positivo que atraviesa las cimas más emblemáticas de Gipuzkoa. Para realizar dicha prueba mi compañía le daba confianza, al saber que ya la había terminado 2 veces y que mi experiencia le podía ser de ayuda. Me apunté, pero no me dieron el dorsal, al estar todas las plazas ocupadas, y entré en la lista de espera.

Mola de Colldejou (919 m)

Ahora entra en escena el vasco; Edu. Con él coincidí en la segunda edición de la Ehunmilak, en el año 2011 y en unas cuantas pruebas más en Catalunya. Sobre todo el 1 de enero, que es tradición la subida andando a la Mola de Colldejou, situada en la Serra de Llabería (Tarragona). 

Este año nos encontramos, nos felicitamos el año y comentamos que estaría muy bien que nos reencontráramos en Beasain y le expliqué la historia del reencuentro con el sevillano. Edu se entusiasmó también con el proyecto. Yo no supe que podía participar hasta Semana Santa al suplir una baja de otro corredor. En cuanto pude formalizar definitivamente la inscripción, se lo comenté a los dos y la alegría fue mayúscula. Pero ahora me tenía que poner en forma, ya que después de la pandemia gané bastante peso.

Jordi entrenatzen

Mi plan era: el primer mes realizar una prueba competitiva de 50 kms, el segundo mes 100 kms y el tercero la Ehunmilak, no tenía más tiempo. El 24 abril se celebró una marcha de resistencia, Riudoms la Mola Riudoms, de 56 Km. y 3400 m. de desnivel acumulado. La terminé en 8 horas y 21 minutos. El domingo 5 de junio se realizó la Reus Prades Reus de 54,8 kms. y 2950 m. de desnivel acumulado. Yo, como tenía que hacer mínimo 100 kms, pues la hice dos veces. Salí el sábado a las 21:00 de Reus e hice una primera vuelta al circuito en modo autosuficiente para llegar sobre las 06:00 del domingo. A las 07:00 daban la salida oficial, salí como otro participante más y la terminé con un tiempo 8 horas y 41 minutos y con la sensación de que aún podía haber hecho algún kilometro más.

Jordi Eibarko Unbeko atletismoko pistan.

Los días pasaron y los entrenos también. Edu, el vasco, quince días antes del inicio de la prueba, me invitó a su casa para que pasara las noches que me fuesen necesarias y así poder descansar. Un gran gesto de generosidad por su parte y de su familia que acepté. 

Jueves 7 de julio: día clave para el reencuentro de los tres en la recogida de dorsales y control de material. José María fue el primero en llegar a la recogida del dorsal, junto con tres compañeros más procedentes de Sevilla y esperó a que llegáramos, ya que Edu y ambos habíamos ido a hacer una excursión ese mismo día a Unbe, el centro de atletismo de la localidad armera (Eibar).

José María eta Jordi


Dorsala jasotzen (Beasain)


Jordi Mestre eta Iñaki Mozo

Cuando llegamos, el corazón me iba a cien, ya que se juntaban el reencuentro con José María después de trece años sin vernos y el inicio del protocolo para poder participar en la Ehunmilak. Al aparcar el coche, llamé a José para comunicarle que ya había llegado y me dijo que estaba en una esquina con el brazo levantado. Fue terminar la frase y ya lo reconocí en el momento, nos fundimos en una abrazo amistoso, hicimos las presentaciones y nos pusimos al día de nuestras vidas. Comentamos los cambios físicos que habíamos tenido en tan largo periodo de tiempo.

Elgoibarko Ehunmilakeko taldeko bilera Karakate elkartean.

Una vez terminé el trámite de la recogida del dorsal nos despedimos de José María, y en compañía de Edu  nos fuimos a la reunión final para terminar de matizar algún aspecto del control ente Gorla-Madarixa, Edu formaba parte de la organización del avituallamiento de Elgoibar; Otxaurtia-Azkarate. Terminada la reunión nos desplazamos a Eibar, que es donde vive Edu a cenar con su familia y pasar la noche.

El día D. Nos levantamos, desayunamos y fuimos a trotar un poco para estirar un poco las piernas. Al medio día llegué a Beasain y me reuní con José Mari, para dejar las bolsas con ropa de recambio que yendríamos a nuestra disposición por el paso de dos avituallamientos. A continuación nos dirigimos a la pasta party, la última comida antes de empezar a trotar. Una vez comido bien, intentamos hacer una siesta, pero por mi parte fue imposible debido a lo nervioso que estaba.

Nos dirigimos a la salida, en donde había un control de material de las mochilas, todo en orden. En este punto ya no hay marcha atrás, solo hay una dirección y es para adelante. Nos juntamos José María, tres compañeros más y yo, esperando que el reloj marcase las 18:00, hora de la salida y deseándonos suerte para poder terminar, muy emocionados.

Los dantzaris nos homenajean con el baile típico del los vascos, el "aurresku". Hora de la salida, empezamos a trotar despacio por las calles de Beasain dirección a Mandubia (km 10), primer control.  Ahora sí que ya hay que poner toda la carne en el asador en las 48 horas como máximo que dura la carrera.

Estos primeros 10 kms. los hacemos con tranquilidad, es el inicio de la prueba, no hay prisa, aun queda mucho trecho, y nos tanteamos mutuamente para saber cuál es el ritmo de cada uno.

Los siguientes 10 kms., que son los que separan Mandubia - Zumarraga, noto que José María no avanza al ritmo que yo desearía, sea por la altitud o lo que fuese. Lo voy esperando para que así tenga una referencia y no se sienta solo. Entramos en el control de Zumarraga (km 20), fichamos a las 21: 51 y el corte horario está a las 22:25. Comemos, bebemos, salimos dirección a Gorla y nos encontramos con uno de los compañeros de Sevilla, nos comenta que se encuentra bien pero que se ha perdido.

Empezamos a subir y casi al final de la subida escuchamos el walquie de la escoba. El chico nos informa que va un poco avanzado en el tiempo de corte de paso, ya que no ha salido nadie más desde el avituallamiento detrás nuestro y que no nos preocupemos. Vamos los últimos en carrera y esto significaba que el amigo de José María ya estaba fuera. Intentamos dejar la escoba atrás, pero él va detrás de los últimos sacando las marcas. Si nosotros apretamos él también. Para ir bien tendríamos que adelantar a otro participante y abrir hueco entre ellos y nosotros.

Llegamos a Gorla (km 30) y lo primero que hago es preguntar a qué hora cierran el control. Me comentan que aún tenemos tiempo. Nos avituallamos e invito gentilmente al chico que hace de escoba que no tenga prisa en marchar y que se tome un buen caldito bien caliente, tranquilamente.

Salimos dirección a Irukurutzeta, cima de 895 m., situada en el km 35 del recorrido. El muchacho escoba seguía detrás nuestro, junto con un hombre mayor. No podíamos dejarlos atrás y empezamos a hablar con ellos. El chico-escoba me comenta que en la mitad del recorrido habría cambio de escoba y que sería mi amigo Edu el siguiente escoba. Cosa que ya sabía porque ya lo hablamos y no quise decírselo a José para que fuese una sorpresa.

Xabier (escoba/erratza), Jordi eta José María Irukurutzeta gainean (km 35, 895 m)

Justo antes de dar el relevo escuché la voz preocupada de Edu, preguntando por José María y por mí. A solas, me pregunta qué es lo que está pasando. Le respondo que no tenemos ritmo. Me advierte que vaya con cuidado, que nos podemos quedar fuera si no incrementamos el ritmo de paso por los cortes horarios. Le respondo que soy consciente del tema, pero que me había comprometido a terminarla con José María.

Otxaurtiako anoan (km 38, Elgoibar) parte hartzaileak indarrak berreskuratzen.

Llegamos los tres, más dos voluntarios amigos de Edu, que ya conocía de la reunión que mantuvimos en Elgoibar el día anterior, a Azkarate (km 39). Apenas paramos, aconsejo a José María que al menos comiera un plátano por el tema de las agujetas, puesto que el contenido en potasio de dicha fruta le ayudaría. Así lo hizo y seguimos dirección a Madarixa (km 41).

La situación no mejora, no podemos ir rápidos o arañar tiempo ni en las subidas, ni en las bajadas, tampoco en los "llanos". El ritmo es muy lento, y suponía asumir las posibles consecuencias que esto conllevaba. En este punto por un lado estaba a gusto hablando con Edu y sus acompañantes, pero por otro lodo preocupado por José María, que no estaba encontrando un ritmo adecuado para poder terminar. Esta situación me estresaba muchísimo. Sabía que si las cosas no cambiaban o peor aun, cualquier contratiempo no nos daría ningún tiempo de reacción. Ante una pájara, un cambio de zapatillas, una torcedura de tobillo leve, un avituallamiento más largo, sueño, pérdida de las marcas del recorrido, aunque poco probable o cansancio, no podríamos terminar la prueba dentro del tiempo reglamentario.

Cuando llegamos al avituallamientos de Madarixa-Azkoitia (km 41), nos despedimos de Edu, ya que estaba previsto por la organización el cambio de escoba. Los chicos eran muy agradables, pero teníamos que seguir adelante. En otras circunstancias podíamos haber quedado para tomar unas cervezas, pero esta vez teníamos que hacer frente a más de 147 kms y 8000 mD+.

Por fin Azpeitia, km 53, entramos una hora antes de que cerraran el avituallamiento, bien. Pero aún teníamos que comer, beber y coger provisiones para llegar al siguiente avituallamiento.

Parte hartzaileak Ehunmilak 2002n

Salimos de Azpeitia con la escoba detrás y vimos a dos participantes que habían salido cuando nosotros llegamos al control. Parece que no vayan mejor que nosotros al estar parados en mitad de la subida, los alcanzamos e intentamos dejarlos atrás y que los chicos escoba se quedaran con ellos. De momento pudimos abrir hueco y los perdimos de vista, un alivio para José Mari y para mí.

La alegría duraría poco, no fue buena idea hacer un sobre esfuerzo en la subida. Pactamos hacer el ataque pero no resultó. Pensé que José María se animaría al ver que adelantaba a alguien y psicológicamente ganaría confianza para abrir hueco. Al terminar la subida íbamos prácticamente juntos los dos chicos que hacían de escoba, los dos hombres que eran de Madrid y nosotros dos. Los dos hombres pararon a hacerse una foto, al ser un sitio con muy buenas vistas. José María y yo seguimos para ver si ya podíamos distanciarnos un poco respecto a ellos, pero tampoco pudo ser y poco a poco nos recortaban la ventaja que habíamos conseguido.

Llegamos todos juntos al collado de Zelatun, a 842 m. de altitud (km 66), con un tiempo en carrera de 16:23 o lo que es lo mismo llegamos a las 08:23 de la mañana del sábado. Ya habíamos hecho un tercio del recorrido y la primera de las tres subidas fuertes del itinerario. Aproveché para preguntar a la organización las dudas que tenía sobre los tiempos de corte, básicamente si el corte era a la hora marcada de entrada en el control o a mi pesar a la salida del mismo. Nunca me había tenido que preocupar acerca de este tema de los cortes horarios y me causaba mucho estrés y agobio la situación.

Salimos hacia Tolosa (km 77). La tendencia del recorrido era de bajada pero técnica al principio. No lo veía claro, pero intenté que no se me notara para no desanimar a José María. Esperaba que el cambio de subir a bajar, ayudaría a progresar más rápido a José, pero tampoco.

A la entrada de Tolosa, al ver que el tiempo era muy justo, decido correr un poco para llegar antes que José y así poder llenar mi mochila con alimentos y líquidos para los dos y poder llegar al otro avituallamiento con un poco más de margen. Llego a Tolosa (km.77) media hora antes de su cierre, que era a las 14:00. Como, bebo y me cambio de camiseta ya que en este punto todos los corredores tenemos una bolsa con material preparado por nosotros, que la organización nos permite tener. Mientras me preparo la mochila llega José y hace lo mismo que yo. Salimos 10 minutos antes del cierre.

Ahora si que ya estábamos jugando con fuego, el próximo corte horario lo teníamos a 20 kms, en Jazkue gaina, y disponíamos de 4 horas. Le explico la situación a José, si queros llegar bien cada hora tenemos que hacer 5 kms., lo malo es que los primeros diez son casi todos en subida. Insisto en que tenemos que avanzar más rápido, o es ahora o no llegamos. Pero José María ya no podía ir más rápido, en repetidas ocasiones me insiste que tire y que lo deje atrás, pero yo aún confiaba en que las cosas puedan mejorar. Los minutos van pasando, pero el milagro no llega. José me pide que avance y que cuando llegue al control chille para que él lo oiga.

Yo consciente que faltaban 20 minutos para llegar a las 2 horas desde que salimos de Tolosa y que aún no habíamos llegado a una cantera a cielo abierto que se encuentra un par de kilometros antes del avituallamiento de Jazkue Gaina, en este punto decido tirar sabiendo que esta edición de la Ehunmilak la terminaría solo.

Llego al avituallamiento de Jazkue Gaina, km 87, ocho minutos más tarde del tiempo máximo que yo tenía pensado pasarlo. Hago un avituallamiento rápido tipo maratón que consiste en entrar por una punta y salir por la otra pillando lo que se pueda sin apenas parar, creo que justo para que la organización pudiera coger el dorsal y poco mas.

Sin perder tiempo encaro la dirección a Amezketa. Hay una bajada pronunciada por una especie de pradera que la hago a toda velocidad, asumiendo el riego de una caída o torcerme un tobillo. Llego a una pista ancha en donde ha trabajado maquinaria pesada con barro, pero estaba dura y no podía progresar lo rápido que yo quisiera en esta hondonada, sea por el calor o por el esfuerzo de la bajada.

Llego a Amezketa a las 17: 24, km 96, el corte horario es a las 18:00. Buenas noticias, estoy bien y estoy recortando tiempo. Sin perder un segundo, después de llenar el bidón, salgo dirección al Txindoki la subida más pronunciada del recorrido. Como me encuentro bien aprieto todo lo que puedo y voy alcanzando a participantes, buena señal. Llego a una fuente que se debe encontrar a tres cuartas partes de la subida, me paro a refrescarme. Cojo un buen asiento y como de lo que llevo en la mochila, un bocadillo, una naranja, bebo y así también saco peso que llevo arrastrando desde Tolosa, por que en los dos últimos avituallamientos han sido fugaces. Los corredores que he adelantado me alcanzan y me pasan, no me inmuto por este echo ya es normal que pase, ahora es mi momento Kit Kat. No se el rato que estoy parado, para mi el necesario. Arranco de nuevo hasta llegar al control situado en un collado, situado a 1179 m. de altitud, previo al pico del Txindoki. En estas últimas ediciones no se hace cima, en las primeras si. 

Ficho sin demora, miro el reloj y me doy cuenta que he podido conseguir un buen cojín de margen de tiempo, el corte horario es a las 20:50 y paso a las 19:35. He ganado tranquilidad, pero no me puedo relajar, el sol empieza a perder protagonismo y todavía tengo que estar un rato por encima de los 1.000 m. y llegar a la cota máxima de esta zona montañosa, sin apenas bosques, llamada Aralar. Hacemos cima en Gambo (1.408 m.) y mi próximo objetivo es atravesar toda esta zona de día.

Llego a Lizarrusti, km. 116, a las 22.37, con más de 2 horas de margen para el corte horario. Ahora si que estoy tranquilo. En Lizarrusti me encuentro a los compañeros de José María. Lo primero que me preguntan es por José. Les respondo que me sabe verdaderamente mal y que lo he acompañado todo el tiempo que ha sido posible, pero lo tuve que dejar atrás y que posiblemente no haya podido continuar por el corte horario de Amezketa. Aparte, considero que no se encontraba en condiciones para subir al Txindoki por la altitud y el desgaste físico que sufría. En caso de abandono podía ser una complicación extra para la organización.

Sin más demora salgo hacia Etxegarate (km 131) a las 22.55. El recorrido pasa por en medio de un hayedo y aprovecho para comer y llamar a mi mujer que me hace el seguimiento desde casa. Me comenta que la he hecho sufrir, porque pensaba que me neutralizarían en cualquier punto y que cómo he podido ir tan rápido en estos últimos 30 kms., Me comenta también que Edu igualmente está haciéndome el seguimiento, que se van llamando para comentar la situación y que también estaba muy preocupado. La tranquilizo diciéndole que me encuentro bien, animado y sobre todo con fuerzas para terminar. Cuando cuelgo el teléfono pienso: mira, al menos podrán dormir algo más tranquilos; Mireia y Edu, pero que aún pueden pasar cosas.

Los avituallamientos de Lizarrusti (km 115) y Etxegarate (km 131) están distanciados por 16 kms, El recorrido es un sube baja constante atravesando hayedos frondosos en mitad de la noche. Voy alcanzando a otros participantes y de repente pienso, igual te estás pasando, afloja. Estas pruebas tan largas para ir bien te las tienes que tomar como una traca de petardos, al principio tienes que ir despacio, esto es como la mecha y de vez en cuando tienes que apretar un poco, esto es un trueno y yo ya llevaba demasiados truenos seguidos sin demasiada mecha. Me relajo un poco y noto que empiezo a tener sueño, pero sigo adelante como un autómata. 

Llego Etxegarate (km 131) a las 02:15. Me cambio de camiseta, como, bebo, lleno los bidones, me tomo un café y salgo. En mitad de la noche la privación de sueño hace acto de presencia. Empiezo a subir por una pista forestal y a mano izquierda veo un rellano encima del talud del camino. No lo dudo dos veces, me tumbo y no pongo despertador ni alarmas, el frío de la noche ya me despertará. A veces pienso que cómo puedo ser tan rústico o asilvestrado. Pudiendo dormir perfectamente en una colchoneta en el avituallamiento anterior de Etxegarate, me tiro aquí encima de la pinaza. No sé el rato que he estado acostado, pero habrán sido un par de horas. Me despierta el ruido de un grupo de participantes que van subiendo mientras  hablaban. Deben haber salido todos juntos del control. Me preparo, me aseguro que no me deje nada y empiezo a andar, alcanzo al grupo y sigo hasta San Adrián, km 139, pasando por el control sobre las 6 de la mañana. 

Con las primeras luces del amanecer, salgo junto con otro chico y encaramos la subida que nos lleva a la cueva y ermita de Sant Adrián (km 138), un lugar muy recomendable para visitar. El camino también transcurre por una calzada romana. El día empieza a clarear y me ofrece una vista diferente del lugar, ya que en otras ediciones pasaba de noche y no podía contemplar con claridad el encanto de la zona.

Pasamos por el interior de la cueva y nos dirigimos a encarar la última subida fuerte, el pico de Aizkorri (1528 m) y punto más alto de la Ehunmilak. Llegamos los dos juntos hasta el refugio, 7.42 a.m. y empiezo a bajar solo, ya que el compañero de subida se entretiene un poco al tener unos amigos que lo estaban esperando. La bajada no es lo suficientemente fluida, no puedo progresar lo rápido que yo quisiera, tengo una ampolla en la parte exterior en cada uno de los tobillos. 

En lel descenso del Aizkorri (km 142), como y descanso un rato. Tengo que frenar, el pie se mueve en el interior de la zapatilla y me causa molestias. Primero pienso en llegar al avituallamiento y pegarle una ojeada, pero me duele y voy muy lento. Decido pararme y hacerme una cura en mitad del bosque, la cura consiste en dos compeeds grandes reforzados con una vuelta de venda elástica para que no se despeguen los compeeds ya que las ampollas son tan grandes que los compeds no las cubren totalmente y se despegan.

Después de la cura de emergencia, sigo bajando como puedo hasta llegar Oazutza, km 148, a la 09:45, estoy tranquilo por que más o menos tengo un margen de 2 horas para el cierre de los cortes horarios, tiempo suficiente para gestionar los contratiempos que puedan surgir. 

Encaro el último control antes de la llegada hacia Mutiloa (km 155). Sigo bajando, por un lado es bueno porque hay menos desgaste físico, pero en mi caso no es el mejor terreno para progresar debido a las ampollas.

Bajando, analizo las posibles causas de mis ampollas, me tenía que haber cambiado las zapatillas en Etxegarate. En la bajada antes de Amezketa, en el punto que tuve que dejar atrás a José María (Jazkue gaina, km 88), forcé demasiado. Los pies no los tengo lo suficientemente curtidos para distancias tan largas, ya que desde el año 2013, justo en la edición de la Ehunmilak de ese año, paré de hacer ultras. Bueno, sea como sea tengo que seguir hasta llegar a Beasain.

A la llegada de Mutiloa escucho una voz familiar, era Edu que me estaba animado y me esperaba, todo un detalle por su parte. Entramos los dos juntos el avituallamiento, km 155, casi a la 14:00 de la tarde.

Salimos y Edu me va grabando, yo pensaba que se quedaría en el control grabando a otros participantes, pero cual fue mi sorpresa cuando me comenta que me acompañara los últimos 10 kms. Me encuentro relativamente bien y puedo trotar gran parte del recorrido al ser en bajada, pero no tan pronunciada  como la del Aizkorri hasta llegar a Mutiloa. Edu me va animando y grabando y yo ya voy con el piloto automático, a velocidad de crucero, para llegar a Beasain. Intento no distraerme con nada y finalizar el objetivo marcado, aunque está haciendo bastante calor.

Empezamos a ver las primeras construcciones, ya está, dejamos atrás el camino de tierra y entramos en el alquitrán y hormigón. Llegando a las afueras de Beasain, sigo trotando suave. A la altura de dónde comimos la pasta party, observo que otro participante me está alcanzando, bueno, voy a tener que tirar un trueno, ya que estos últimos kilometros ha sido mecha. Lo dejo atrás y ya encaramos los últimos metros. Edu me anima y al ver que podía esprintar, me tiro de cabeza y como toda buena traca el trueno final llega a la culminación, lo doy todo, más rápido no puedo ir. 

Jordi Beasaingo helmugan. Zorionak txapelduna!

Cruzo el portal de llegada y me paro y pienso, ya está, ya se ha terminado. En este preciso instante, bajo el arco de llegada, me acuerdo de los días de entreno, la paciencia de mi mujer, que había días que me levantaba a las 5 de la mañana del sábado y llegaba a casa hasta las 11.00 ó12.00, y la pobre me esperaba para desayunar juntos, o coger la bicicleta para acompañarme en mis entrenos mientras yo trotaba.

Andoni, Jordi eta Valdi

Reflexiono, por un lado he podido terminarla después de tantos años de parón, que aún me acuerdo cómo se hace, pero que no se reflejaba en el tiempo de esta edición el esfuerzo y sacrificio realizado a base de entrenamientos. Ah!!, la terminé en un tiempo de 43:50.

Por si alguien quiere ver mi llegada lo puede hacer gracias al video que realizo mi amigo Edu en el vídeo de arriba; Ehunmilak 2022 Irukurutzeta - Otxaurtia - Mutiloa - Beasain, a partir del minuto 16.

Quisiera aprovechar estas líneas para agradecer a todos los voluntarios que hacen posible ésta gran prueba y a la organización en general, porque sin ellos esto no sería posible. También en especial a Edu por su amistad y abrirme las puertas de su casa de par en par. Pero sobre todo a mi mujer, Mireia, y a todas las parejas por su comprensión, por que no es fácil compaginar la vida de pareja con los entrenos y competiciones de largas distancias.

¡Moltes gracies!

Eskerrik asko!

Jordi Mestre

Jordi siesta bat botatzen lasterketa bukatu ostean.


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