Xavi Felip Ehunmilak 2011ko edizioari hasiera emateko prest!
EHUNMILAK 2011 VISTA POR EL DORSAL Nº 29
Para complacer a un buen amigo he aceptado escribir unas palabras sobre mi participación en la Ehunmilak 2011. Houston we have a problem, porque yo jamás he escrito una crónica deportiva ni sabría cómo escribirla. Entonces, ¿qué hacer para no defraudar a ese amigo?. Pues al final he decidido explicar mi visión emocional de la Ehunmilak 2011 porque ese es el impacto que me quedará gravado toda la vida de esta magnífica experiencia en la que he tenido el privilegio de participar.
La relación con la montaña no deja de ser un juego de seducción. Uno se acicala para gustar al otro, pero no es suficiente con eso. O hay química, o no hay nada que hacer. Siempre es cosa de dos. Los participantes de la Ehunmilak nos hemos acicalado a base de entreno, de descanso, de alimentación sana, de ilusión, de prudencia y, como decimos en mi tierra, de “seny”. Pero si la montaña no quiere, si la montaña no nos desea, no habrá enamoramiento. En esta ocasión la montaña estaba tan hermosa, tan resplandeciente mostrando toda su gama de tonos de verdes, con sus puntos álgidos de roca insinuante, con sus bellos contornos, con la luna que le daba un atractivo mágico, con la niebla, la lluvia y el barro que la cubrían con un manto traslucido y coqueto que dejaba ente ver su encanto natural, que no he podido más que sucumbir: la montaña me ha seducido, y de tal manera, que al llegar al primer punto con vistas a gran parte del recorrido he padecido lo que se conoce como el síndrome de Stendhal. Esas magnitudes, esa belleza arrebatadora de los montes de Goierri, han podido conmigo y me han producido un colapso emocional que me ha trasportado a un estado de felicidad completa. ¿Qué importa el puesto de llegada o la marca alcanzada después de haber vivido esta experiencia?.
Los más perspicaces ya se habrán percatado de que estas palabras son una auténtica declaración de amor a la montaña, al País Vasco, a sus maravillosas gentes, a los compañeros de travesía y a todas las personas que tan generosamente hacen posible que algunos privilegiados podamos extasiarnos de vez en cuando, y me estoy refiriendo muy especialmente a los organizadores, a los voluntarios y al público en general que, con sus constantes jaleos y muestras de cariño y de ánimo, nos arrancan de nuestro anonimato habitual para hacernos sentir deportistas de primera ni siquiera por un día, y también a nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo que nos posibilitan, de formas muy diversas, esta pasión.
Aceptad, todos vosotros, el agradecimiento del dorsal nº 29.
Un cálido abrazo y, como se oye tantísimas veces en la Ehunmilak, ¡AUPA!
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